Yo te escucho

Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. Jeremías 29:12.

Hace poco estuve hablando con mi pastor sobre el tema de Jesús en la barca y la tormenta (San Marcos 4:35-41). Hablamos sobre Jesús al entrar en la barca y que él ya venía desde largas horas llevando el mensaje a su pueblo y hasta sanando enfermos. Nos podemos imaginar a un trabajador de construcción que lleva muchas horas bajo el sol y trabajando arduamente y cuando llega a su casa requiere su cuerpo tomar un descanso ya que lo que le espera es otro día de arduo trabajo. Pues, cuando Jesús entró a la barca para cruzar al otro lado, nos imaginamos su cuerpo cansado y ahí mismoen la barca bajo el silencio y la quietud del momento su cuerpo descansó allí en la popa. Lo interesante del caso es que cuando él dormía, surgió un fuerte viento en medio del mar que azotaba fuertemente sobre la barca, y lo más asombroso del caso es que muchas veces nos preguntamos ¿cómo era posible que Jesús no sintiera o escuchará el rugir del viento o a sus discípulos?

Pues, quiero decirle mis queridos amigos que Jesús siempre estuvo alerta, su cuerpo terrenal descansaba más su espíritu estaba alerta a todo lo que sucedía a su alrededor, pues seguía siendo Dios. Hay momentos que nuestro Dios prueba nuestras fe. Dios espera que nos acerquemos a él, que le pidamos. En 1 Juan 5:14-15 dice “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido”.

No fue hasta un lapso de tiempo que los discípulos se dieron cuenta que Jesús estaba con ellos y ellos se acercaron a Jesús, lo despertaron, me imagino a los discípulos llamándolo por su nombre, casi gritando del miedo y la desesperación “¡Jesús, Jesús!” Y es ahí, que Jesús se levanta, escucha el reclamo de sus discipulos “Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?” Y fue en ese momento que levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: “Calla, enmudece”. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza (calma, tranquilidad, paz). Inmediatamente había calma. Luego, me imagino a Jesús que los miro a cada uno a sus ojos, y les dijo: “¿Por qué estáis así amedrentados (acobardado, asustado, intimidado)? ¿Cómo no tenéis fe?”

Muchas veces nosotros hemos vivido situaciones de tormenta, nos desesperamos, pero se nos olvida que Jesús está en nuestra barca. Recurrimos a tantas personas para tener una respuesta, y no es hasta que tu vida está a punto de perecer, cuando nos acordamos de Jesús. Gritamos, gemimos, suplicamos, y para colmo decimos “¿acaso no me escuchas?” Pero, amigo (a), ¿cuándo fue que le hablaste de tu tormenta a Jesús? o ¿no fue hasta que nos vemos en el borde de la desesperación como lo hicieron los discípulos? Sabes algo mi querido amigo(a), Dios todo lo ve y todo lo sabe, solo esperaba que tú te inclinarás ante El para que le pidieras por tu tormenta. Jesús quiere escuchar tu petición, pues, El oye todas nuestras oraciones. Por lo que al pedir, Jesús inmediatamente e instantáneamente se levanta como poderoso gigante, reprende el viento con voz de autoridad sobre todo lo creado, y le dice a tu mar “Calla, enmudece” y el viento cesara, la tormenta dejara de ser y habrá gran bonanza (calma, tranquilidad, paz).

Cuanto más Jesús hará por ti querido amigo (a). Dios prueba tu fe y tu confianza en El. Y, te aseguro que todo lo que le pidas en oración, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido por que es el capitán de tu vida. Haremos como el salmista David “En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos! (Salmos 18:6). Por lo que hoy Jesús nos recuerda que Él siempre nos escucha. No esperes a que tu barca se hunda, pues Él ha estado esperando que tú le permitas ser el capitán de tu barca. “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo.” (Apocalipsis 3:20).

Oración: Abre tu corazón

Señor Jesús, estoy ante tu presencia pidiéndote perdón por mi vida y por no hacer tu voluntad. Perdona si mi fe ha menguado ante mi tormenta. Pero, hoy reconozco que mi fe aumenta cuando pongo mi confianza plena en tu poder. Gracias Jesús por lo que estás haciendo en mi vida y en mi familia. Amen.

Consejo

Mi querido amigo (a) hoy es un día para reflexionar, ¿cómo tú te encuentras? ¿Qué situación estas pasando que llevas mucho tiempo esperando resolver y no has recibido respuestas? ¿Qué diagnostico médico te han dado? Y, ¿qué otras inquietudes tienes que tu orgullo no han permitido reconocer el poder de Jesús? Estas son algunas preguntas para reflexionar.

¿Qué debo hacer? Mi querido amigo(a) la mejor respuesta es orar, leer la biblia y pedir a Dios la intervención en todo tus asuntos. Cuando crees, caminas en fe y tienes confianza plena en Jesús tus respuestas son inmediatas. El salmista David escribió en Salmos 116:1-2 “Yo amo al Señor porque él escucha mi voz suplicante. Por cuanto él inclina a mí su oído, lo invocaré toda mi vida”. Es tiempo de invocar su nombre y Jesús trabajará a tu favor.

2 Replies to “Yo te escucho”

  1. Amén!! Siempre Dios me habla a través de este blog !! Bendiciones Dios bendiga su obra y este blog.

    1. Gracias, Monica! Que bueno por escribir lo que sientes y que este blog sea de bendcion para ti y muchas otras personas. Noeiris

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