Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; Juan 1:9-12.
Un tema muy difícil de digerir por muchos, la religiosidad o Jesús. Hoy vivimos en un mundo versátil, diferente y cambiante. La gente busca algo que les llene en todo sus ámbitos tanto mental, emocional y espiritual. Vivimos en un mundo lleno de tantas religiones que muchas veces confunden al individuo por la versatilidad de leyes religiosas que los hombres imponen aquí en la tierra. Pero, me pregunto si esas religiones ¿acaso siguen a Jesús, a sus enseñanzas, y el por qué Jesús vino al mundo o siguen sus propias leyes religiosas creadas por el mismo hombre?
Leyes religiosas que margina al ser humano por sus ideales, por su manera de vestir, por su manera de peinarse, por su manera de compartir en la sociedad y por tantas otras cosas que para mí no tiene lógica ni razón de ser. Soy cristiana y sirvo y sigo a Jesús. Sigo a Jesús, que me amo y murió en la cruz por todos mis pecados. Sigo a Jesús que no ve mis desperfectos. Sigo a Jesús que no me critica. Sigo a Jesús que se sentó y compartió la mesa con pecadores (Marcos 2:15). Sigo a Jesús que fue invitado a una boda donde había alcohol (Juan 2: 1-12). Sigo a Jesús que amo a la mujer cuando todos las menospreciaban por ser adultera (Juan 8:1-11), por ser samaritana (Juan 4), por estar enferma o impura (Lucas 8:43-18) a Él no le importó su condición. Sigo a Jesús que me ama tal cual soy.
Muchos dicen servir a Jesús, pero no participan de la mesa donde están los que no le sirven a su Dios. Muchos dicen servir a Jesús y le pasan por el lado al enfermo o desvalido. Muchos dice servir a Jesús, pero no se atreven visitar al bar o al prostíbulo donde hay tanta necesidad. Muchos dicen amar a Jesús y no asisten a un evento no-religioso por el que dirán los demás. Muchos dicen amar a Jesús pero no visitan al enfermo. Muchos dicen amar a Jesús y menosprecian al que no es igual a ellos. Muchos dicen amar a Jesús y no comparten con otros porque no son de la misma religión. Muchos dicen amar a Jesús y critican y menosprecian a sus hermanos y amigos. Muchos dicen amar a Jesús, pero gastan su dinero en religiosidad y no en la necesidad de la humanidad. Muchos dicen servir a Jesús, pero quieren gente que le sigan su religiosidad y no a Jesús. ¡Triste realidad!
Que esperamos nosotros en un mundo lleno de versatilidad, donde Jesús solo vino a este mundo a buscar los que se habían perdidos. Jesús solo vino amarnos en su totalidad al tal extremo que compartió con el pecador, dio su vida por mí y por ti. No debería haber religiosidad, sino solo Jesús. Donde para El todos somos sus hijos, donde no distingue raza, color ni sexo sino corazones puros delante de su presencia, corazones arrepentidos y con deseos de ser seguidores a Jesús y no una religiosidad.
Oración: Abre tu corazón
Señor Jesús, estoy delante de tu presencia pidiéndote perdón. Hoy, quiero ser como tú, Jesús aprender amar como tú, Jesús. Que no haya en mi religiosidad sino un corazón listo para ser imitador de ti, Jesús. Amen.
Consejo
Mis queridos amigos, tiempo de romper con patrones o mentalidades religiosas. Es tiempo de seguir las enseñanzas de Jesús y ser imitadores de Jesús. Ver a tu prójimo como a ti mismo, ver a tu prójimo a través de los ojos de Jesús. Comparte con ellos no importando quien es. ¡Se luz!