Nuestros Cuerpos

Nos fatigamos en nuestro cuerpo actual y anhelamos ponernos nuestro cuerpo celestial como si fuera ropa nueva. 2 Corintios 5:2

Nuestros cuerpos son débiles y mortales. Nuestro cuerpo es como una frágil vasija de barro. Nuestro cuerpo se fatiga, se cansa y muchas veces anhelamos ponernos nuestro cuerpo celestial como si fuera una ropa nueva.

Mientas vivamos en este mundo terrenal nuestro cuerpo gemirá y suspirará, pero no es que queremos morir y deshacernos de este cuerpo sino que queremos ponernos nuestro cuerpo nuevo para que este cuerpo que muera sea consumido por la vida. Dios nos ha preparado para esto, para ser trasformado con nuevas vestiduras y en un nuevo ambiente espiritual. Todo esto nos llevara a comprender mejor que tenemos un propósito y es el despertar de que Dios nos ha dado una promesa y como garantía nos ha dado el Espíritu Santo para garantizarnos que pronto nuestros cuerpos terrenales serán revestido de lo mortal a la eternidad en Cristo Jesús. Por lo que pronto recibiremos el eterno gozo y las bendiciones del cielo.

Oración: Abre tu corazón

Señor Jesús, perdónanos porque hemos pecado contra ti. Hoy, quiero reconocer que tu sangre preciosa es la única que me puede redimir de mi pecado. Quiero confesar ante el mundo que quiero que tú seas mi Dios y mi Salvador. Hoy, quiero reconocer que tú nunca nos ha abandonado y que tu poder se revela en nuestra debilidad. No pretendo tener un cuerpo perfecto, pero he aprendido que en ámbito espiritual este cuerpo será revestido con tu Espíritu Santo y que cada dolor y sufrimiento será pasajero aquí en la tierra. Por lo tanto, preparo mi corazón para comenzar una vida nueva en ti. Amen.

Consejo

Tenemos la esperanza del cielo, pero a lo que Dios nos llama, Dios nos ha dado el poder para trabajar con nuestras vidas aquí en la tierra. Es tiempo de un despertar, cuando la gente vea la fortaleza interior que tenemos en Cristo, se sorprenderán. Las pruebas pueden proveer oportunidades para testificar que Dios nunca nos ha abandonado. Dios ha estado presente y lo que sufrió nuestro cuerpo terrenal fue pasajero y ahora nos espera una nueva oportunidad que nos da el poder para regocijarnos en tiempos difíciles que lleguen en nuestras vida. Por lo que cada situación nos prepara el corazón para reconocer la gloria de Dios en nuestras vidas.