Me has mirado

Los que miraron a él fueron alumbrados, Y sus rostros no fueron avergonzados. Salmos 34:5 (RVR1960)

Hemos naufragaos por muchos años y aún no hemos encontrado un puerto seguro. Intentamos buscar la solución a la situación, pero ha sido temporera. Nos hemos cansado, nos hemos fatigado y hemos agotado todos los recursos, los consejos, y hasta hemos perdido amigos y familiares en el camino. Nada hay allá afuera que nos pueda dar el consuelo y la paz que tanto necesitamos. Aun rodeado de tantas personas, nos hemos encontrado vacío; solos.Nuestros pensamientos se vuelven cada día mas tormentosos y queriendo escapar de algo que ya no hay solución. Hasta, que un día alguien nos mira a los ojos. Tratamos de evadir su mirada, pero su mirada es tan poderosa que finalmente captura mi mirada.

La mirada ha sido como un reflejo de luz, que al seguir esa luz nos damos cuenta que hemos llegado a la orilla. Nos damos cuenta que todo ese tiempo seguíamos el rumbo incorrecto. El Señor Jesús, me andaba buscando. Solo sus ojos conectados a mis ojos, podía sentir una inmensa paz y con su voz dijo mi nombre. Mis oídos fueron destapados y ahora escucho el sonido de su voz como el susurrar del viento. Al llegar a la orilla, he dejado mi barca, he dejado en la barca mis preocupaciones, mi ansiedad y pensamientos que me atormentaban de día y de noche. Él sabía que no llevaba nada en mi barca sino sacos de arena, que con el agua que caía cada vez eran más pesados.

Cuando Él miro mis ojos descubrió todo lo que había en mí, me sentía desnudo. No sabía dónde ocultarme, pero sus ojos y su voz dulce me decía “no tengas miedo porque hoy caminaras por otros mares”. Su sonrisa era penetrable y su amor me lleno de un gozo y de una paz inexplicable. Él se acercó a mí y me amo, por lo que no le importo mi condición. Él me dio una segunda oportunidad cuando otros cerraron las puertas. Me mostro su paciencia con este marinero que no encontraba su rumbo. Él sano y curo mis heridas. Él comenzó hablar conmigo cuando ya nadie me hablaba. Y sobre todo, el lloro conmigo y enjugo mis lágrimas cuando ya mi barca estaba a la derriba. Cuando le pedí a Él, inmediatamente me respondió. El tan solo permitirle que su mirada se conectara con mi mirada, hoy mi barca navega a otros mares porque sé que en mi barca va Jesús. Él es la brújula que me llegara a puerto seguro.

Oración: Abre tu corazón

Señor Jesús, perdóname por no permitirte mirarme a los ojos. Al mirarme sé que me descubres tal cual soy, y hoy te pido perdón. Ayúdame a navegar a puerto seguro. Hoy dejo en la orilla mi vieja barca, junto a ti buscare naufragar a otros mares porque solo en ti seguro tú me haras descansar. Amén.

Consejo

Mis queridos amigos (as), quiero decirte que Dios no está para juzgar tu condición actual. Jesús busca un corazón disponible y dispuesto a escuchar su voz. Solo en Jesús puedes encontrar solución y sobre todo la paz y el gozo que nadie te puede dar. Hoy te invito a cercarte a Jesús.

¿Cómo? Pues, habla con Dios, eso es orar; lee la Biblia y busca ayuda profesional o de un ministro de Dios. Pero, sobre todo recuerda que no estás solo(a), hablar es saludable para tu vida. También, te recomiendo, si lo deseas, que me escribas en la sección de contacto del blog. Recuerda que Dios te ama y su mirada es penetrable, limpia y purifica tu vida.