El orgullo del hombre lo humillará, pero el de espíritu humilde obtendrá honores. Proverbios 29:23.
Maldito orgullo… Maldito orgullo que no me deja avanzar…Maldito orgullo que no me permite pensar…Maldito orgullo que no me permite amar a plenitud…Maldito orgullo que pienso en mí y no en los demás…Maldito orgullo que no me permite perdonar…Maldito orgullo que no me permite admitir errores…Maldito orgullo que no me permite ser quien verdaderamente soy…
La sociedad me ha enseñado amarme a mí mismo y eso no está mal, pues todo ser humano requiere tener una autoestima elevada, una identidad propia y saber que eres una persona de alto valor para Dios. Pero, cuando el orgullo propio pasa a un nivel que ya me siento superior a otro es cuando entramos en la zona de peligro. Peligro…peligro que mata pues, se ha apoderado el maldito orgullo que me mata el alma. Comienzo a lastimar y a ofender al ser que me ha amado. Comienzo a tener oídos sordos…Maldito orgullo que no me permite ver más allá de la razón. Y, por un momento pienso que me está venciendo el maldito orgullo y dejo de ser la persona sensible, la flor frágil y el vaso frágil. La flor que se le ha caído los pétalos. El vaso que está lleno de grietas. Y, hay grietas que pienso si alguna vez volverá a ser el mismo vaso, la misma flor o la mariposa que ha perdido sus alas para ir de flor en flor. Maldito orgullo…que no me permite ver la vida con humildad.
Pero, al reflexionar me sacudo como el zumbador y reconozco que en hay en mi un corazón y unos oídos para escuchar. Que mi mente se sacude como el zumbador y despierta el palpitar de mi corazón para reconocer que hay esperanza y que no todo está dominado por el maldito orgullo. Hay una voz que me susurra como el viento que me dice “Estoy aquí”. Una manos que me acarician, las cuales mi cuerpo comienza a temblar, pero sobre todo un espíritu que invade todo mi ser que me dice permíteme ser yo en ti. ¿Estaré yo loca? ¿Habrá alguien que me limpie y me purifique todo mi ser? ¿Habrá alguien que me perdone mi maldito orgullo? ¿Podré comenzar de nuevo? ¿Habrá una oportunidad para volver a ser la persona que vuele libre, que sea la mariposa con nuevas alas para volar, o la flor que vuelve a echar sus pétalos? O, ¿el vaso que no tenga grietas?
¡Si hay alguien!, Si, él es como el viento que caricia, tienes manos de algodón, tiene una voz que apacigua y calma mi corazón. Lleva un perfume exquisito, que me permite oler esa fragancia que invade todo mi ser. Me abraza con brazos fuertes y suaves al mismo tiempo. Me ve desnuda en alma y cuerpo. No hay nada oculto para él, pues sabe que yo quiero dejar el maldito orgullo y parecerme más a él. El es humilde como la oveja que fue al matadero, humilde… que dejo todo lo que tenía por amarme tal cual soy y bañarme con su sangre carmesí para limpiarme y ser quien verdaderamente soy, pues ese es Jesús.
Oración: Abre tu corazón
Señor Jesús, estoy delante de tu presencia pidiéndote perdón. Perdóname si mi orgullo se ha ido fuera de controles que tú desea para mí como tu hijo. Hoy, quiero darme una nueva oportunidad y comenzar de nuevo. Ayúdame a ser como tú, Jesús. Amen.
Consejo
Mis queridos amigos(as), tener orgullo propio no es malo, eso está muy bien. Pero, cuando el orgullo deja de ser, este se puede convertir en uno muy traicionero en nuestras vidas. Busca ayuda de un profesional de la salud mental ya sea psicólogo o consejero espiritual. Pero, sobre todo ora a Dios.