Porque tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre. Salmos 139:13.
Un día como hoy celebramos el Día de las Madres. Como hijos hacemos retrospección de nuestro comportamiento cuando fuimos niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Y, ahora amigo y amiga que has tenido tú propio hijo(s) o ya ella no está contigo en este mundo, nos damos cuenta el valor de nuestra madre y de las palabras que ellas nos decían, que en esos momentos no entendíamos. Palabras de amor que salían de su boca para el bien nuestro y muchas veces le faltamos el respeto por nuestra ignorancia como hijos. ¡Madre mía! Perdóname si por mi culpa tus ojos brotaron lágrimas. Y, en el silencio, tu corazón se rompía.
¡Madre mía!, en tu corazón nunca hubo rencor, solo caricias y palabras de amor. Y, cuando llegábamos a la casa, tú nos recibías con un beso y nos abrazabas. Caricias que extrañamos, besos que nuestras mejillas ya no sienten, solo el recuerdo de ese gran amor que tenías por cada uno de tus hijos. Hijos que posiblemente te han hecho sufrir, que no duermes hasta que lleguen con bien a la casa. Oraciones a Dios día y noche haces para que los ángeles acompañen a tus hijos donde quiera que estén. Y, nuestras ignorancia de creer conocerlo todo, a tu corazón rompía.
¡Madre mía! Te pido perdón y aunque sé que quizás no pueda sanar tu corazón hubo alguien que siempre lo hacía y es por eso que tú olvidas todas nuestras faltas. Le doy gracias a Dios por que te hizo a ti, madre mía, y que Él siempre ha estado cuidándote, abrazándote, sanándote y sobretodo escuchando tus oraciones. Qué bueno es Dios, el cual hizo a la madre, la mujer, mujer virtuosa, mujer hermosa, vaso frágil y al mismo tiempo inquebrantable, le dio la gracia y la paz, le dio manos de plumas para acariciar, le dio un pecho de algodón para recostar nuestra cabeza en su pecho, le dio ojos de águilas para ver más allá del horizonte, le dio pies como de tigre para correr ante sus presas, y le dio alas para anidar y cuidar a sus polluelos. Madre, mujer como tú, ¿quién la hallara? ¡Te amo, madre mía por darme la vida!
Oración: Abre tu corazón
Señor Jesús, hoy estoy delante de tu presencia para pedirte perdón. Perdón por haber lastimado el corazón de mi madre, la mujer que me dio vida. Perdóname si mi ignorancia la hizo sufrir y por hacerle brotar lágrimas de dolor. Nunca fue mi intención lastimar a mi madre. Gracias Jesús, porque sé que tú la creaste con una virtud y fortaleza como ninguna otra, la creaste con un amor inagotable y con una fuente de paz que llena siempre mi vida. Gracias Jesús, por crear a la mujer virtuosa, como lo es mi madre.
Consejo
Mis queridos amigos(as), es un tiempo de perdonar y olvidar. Nuestras madres no son perfectas, pero si son mujeres con un sentido de amor y perdón.
Quizás para algunos sus madres los abandonaron, quizás fueron maltratados, y tantas otras cosas que cargamos en nuestro corazón. No quiero justificar lo sucedido en sus vidas, pero de una cosa estoy segura que ellas no tuvieron culpa de ello sino que las circunstancias y la ignorancia del momento las llevo a tomar decisiones incorrectas. Decisiones que lamentaron y lloraron hasta los últimos momentos de sus vidas. Tiempo para sanar heridas y olvidar ya que ustedes serán algún día madres o ya lo son, por lo que sé que ustedes no volverán a cometer los mismos errores.
Y, aquellos que han tendido madres maravillosas en sus vidas, ámenla valórenlas y respétenla, pero sobre todo cuiden de ella en todo tiempo hasta el final de su vida.
Les aconsejo
- Saque siempre tiempo para dar una llamada a sus padres y vistéelos si la distancia así lo permite.
- Busque ayuda profesional de un psicólogo para hablar sobre su caso en particular. Sanar heridas es saludable para su presente y futuro.
- Asiste a una iglesia de preferencia y hable con Dios, el cual sana heridas y restaura corazones y familias.