Libera tu prisionero

Miqueas 7:18-19 ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.

Hay un dicho antiguo que dice que «cuando perdonas, liberas un prisionero, y ese prisionero eres tú». El perdón es definido como «dejar el resentimiento, perdonar el pago de una deuda, o el dejar de sentir resentimiento contra un ofensor».  El perdonar un daño o una injusticia es una virtud activa que requiere una decisión consciente de partir con los sentimientos airados, hostiles, y amargos asociados con los daños que recibiste. Es un proceso de liberación emocional que puede ser difícil pero, que sin embargo es esencial para tener bienestar espiritual, mental, y físico.

Por lo que, el perdón es el acto de aceptación. Es decir, aquello que temíamos, que no queríamos que pasara o que no pensáramos que iba a suceder terminó sucediendo. Y, ¿Qué quiere decir esto? Mis queridos amigos, que ya ese evento o situación sucedió y debería quedar en el pasado, por lo tanto, ese evento o situación  no se puede cambiar. Por ende, es necesario aceptar que ya sucedió, que no lo podemos cambiar sin importar la persona que lo hizo o que tuvo que ver con el incidente. Es por ello, que aprendamos aceptar que sucedió y que en estos momentos y en el presente debemos sanar y comenzar a mejorar nuestra situación actual, ¿Cómo? Dejando ir rencores, odio o resentimientos de eso que has cargado por mucho tiempo.

Tú y yo sabemos que el perdonar  no es una solución rápida. El perdón es una acción. No solamente decir palabras de dientes para afuera. Para que el perdón sea legítimo es necesario tomar acción, con una intención sensata de hacer lo necesario para perdonar y poder sanar. Esto conlleva a poder disminuir o limitar todo sentimiento de sufrimiento innecesario para ti mismo y para la otra persona. Por lo que, es un proceso  que significa un «cambio de corazón a propósito, lo que conlleva el resultado exitoso de un proceso activo». ¿Hay alguien que necesitas perdonar? Pues, si,  el primer paso es perdonarnos a nosotros mismos. Es importante dejar ir.

Por lo que, el perdón es una decisión que demuestra el poder que tu y yo tenemos para crear consciencia de que hay algo mejor. Al momento de que somos consciente que tenemos que perdonar, nos hace darnos cuenta que tenemos los poderes necesarios para crear conscientemente todo lo que deseamos: imaginación, capacidad de elección y creatividad. Esto nos permite imaginar el mejor futuro posible para ti y para mí por ende, esto quiere decir que nos enfocaremos en esos sentimientos de felicidad y negaremos toda idea y sentimiento de dolor y ofensa para llevarlo a cabo.

Mis queridos amigos (as), hoy, yo te invito a que tomes la decisión de no dar un paso más con el saco que estas cargando sobre tu espalda a cuestas. Quizás sea un proceso largo pero, hoy toma la decisión de perdonar, que sueltes ese saco y experimentes lo que es caminar libre. Te invito a que camines liviano…. Abandona estos sentimientos y recobra el verdadero poder de ser feliz.

Oración: Abre tu corazón

Señor Jesús, hoy estoy delante de tu presencia pidiéndote sanación de mi alma. Ayúdame a perdonar a aquellos que me han lastimado. Necesito que seas tú mi Dios de justicia y yo pueda descansar en ti. Amén.

Consejo

Mis queridos amigos, en estos tiempos de cuarentena toma el tiempo para sanar viejas heridas. Hoy, comparto algunos pasos que podemos realizar para experimentar el perdón en nuestras vidas. Los pasos para experimentar el perdón son:

  • Haz frente a tu ira. Es importante que reconozcamos los sentimientos que están alterando tu actitud y comportamiento.
  • Pídele a Dios que te dé el regalo del perdón por los males que has cometido y por aquellos que te han lastimado, y toma la decisión de hacer reparaciones hasta donde sea posible.
  • Toma la decisión de perdonar a los que te han herido. Pídele a Dios gracia para dejar a los demás en sus manos, y reclama la promesa que él te hará justiciar.
  • Perdona activamente. Reconoce tu dolor, pero permite que la experiencia penetre tu propia sabiduría, compasión, y empatía por los demás. Por lo que, habla y compórtate basado en tu nueva decisión de perdonar.
  • Descubre la liberación de la prisión emocional de la falta de perdón. Recuerda que no estás solo, y que los que hieren generalmente están heridos también.
  •   Utiliza la experiencia del perdón para ayudar a los demás, y utiliza la experiencia negativa para crecer en sabiduría y desarrollar un nuevo propósito de vida.