Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes. Salmos 92:14
Envejecer nos tocara a todos. Llega la etapa o el momento que todos nos decimos “ya nos estamos poniendo viejo”. Ya no tenemos las mismas fuerzas, el mismo vigor o energía, la cual lo sentimos en nuestro cuerpo y nuestros huesos. Al vernos en un espejo o compáralos con las fotos, vemos que nuestro rostro no es el mismo. Nuestro rostro comienza a tener unas líneas de expresión que antes no teníamos, las famosas arrugas, y al reírnos nos salen las “patitas de gallo” (arrugas en los ojos) como dicen en mi país. Pero, lo importante es que a medida que pasan los años adquirimos experiencias, vemos la vida desde otra perspectiva y con una fuerza nueva que antes no teníamos.
Proverbios 16:31 dice “Corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia”. Qué bueno es saber que nuestro Dios aún tiene cuidado de los que con el tiempo van avanzando en edad, por lo que las vejez es corona de honra. Muchos de nosotros aún pueden trabajar, otros tienen tiempo para leer, meditar y de gozar con sus familias. Con el tiempo hemos sido más sensibles a escuchar la voz de Dios y ser agradecido por todo lo que tenemos y por lo que no tenemos. También, durante los años pasan nuestra agilidad no es tan rápida como antes, pero en nuestra lentitud aprendemos a no reaccionar con la misma rapidez sino a pensar antes de actuar o tomar decisiones, pues la vida nos ha llevado a depender de Dios y no de nosotros mismos.
Mis queridos amigos (as) ya no somos los que tenemos 15 ni 25 años, pero sí sé que con el pasar del tiempo la vista se va empeorando, pero aprendemos a ver la vida desde otra perspectiva y a ver la grandeza de Dios a través de la naturaleza y la sonrisa de un niño. Nuestro respirar es más lento, pero aprendemos a tomar el tiempo para oler y sentir lo que nos rodea. Quizás con el tiempo nuestra fuerza no es la misma, pero aprendemos a confiar en la fortaleza que Dios nos da cada mañana. La audición quizás no sea la mejor, pero aprendemos a escuchar la voz de Dios y el sonido del viento y los pájaros cuando cantan. Y, quizás nuestras piel y manos se arruguen con el tiempo, pero aprendemos acariciar y a sentir la piel de otro ser humano cuando acariciamos y nos acarician. Nuestra mente puede fallar, pero nos sentimos agradecidos de que estamos vivos. Por lo que, cada etapa de nuestra vida tiene un propósito y que aun en la vejez Dios siempre tiene cuidado de nosotros.
Oración: Abre tu corazón
Señor Jesús, quiero pedirte perdón si te he fallado y aun no sabiendo si lo hecho, perdóname. Estoy delante de tu presencia para darte gracias por la vida y por los años que me has permitido tener aquí en la tierra. Te pido siempre por nuevas fuerzas como el búfalo y aprender a rejuvenecer como el águila y sabiduría para continuar mi camino en ti, Jesús. Gracias por tener cuidado y protección de mi vida. Amen.
Consejo
Mis queridos amigos, la vejez no es una excusa para dejarlo todo. Dios siempre está la cuidado de ti. Levántate, toma un nuevo brío porque nunca es tarde para comenzar. Con el tiempo adquieres experiencias y sabiduría para tomar mejores decisiones, lo pasado ya pasó. Es tiempo de continuar el camino porque mientras haya vida hay esperanzas.
Tiempo para disfrutar de la vida. Busca de Dios, medita, ora, asiste alguna iglesia. Únete a algún grupo de voluntarios, tu experiencia es de ayuda para otros. Saca tiempo para viajar o salir con tus amigos y recordar los buenos momentos y los momentos presente. Los años pasan pero el momento es ahora para ti disfrutar con los tuyos. ¡Dios te bendiga!