Cuídame, oh Dios, porque en ti busco refugio. Salmos 16:1.
Lluvia o sol, todos hemos usando la sombrilla o paraguas. Nos protegemos bajo una sombrilla. Muchos hemos experimentado como al abrir una sombrilla invitamos a alguien que se coloque bajo la sombrilla y si esta sombrilla es grande habrá más personas debajo de ella, en especial, si hay familia, amigos o hasta desconocidos, les hemos brindado esa protección. Recuerdo que muchas veces, yo he compartido mi sombrilla con otros. ¿Has vivido esa experiencia?
¿Te han invitado a estar bajo esa sombrilla en tiempo de lluvia o calor? O, tal vez, has experimentado que alguien viene con una sombrilla para protegerte de la lluvia. Pues, es así nuestra vida como la sombrilla, cobijamos o protegemos a las personas que amamos.
La vida está llena de tantas circunstancias que muchas veces perdemos el propósito de nuestra vida. Lluvia de preocupaciones, lluvia de lágrimas y dolor, lluvia que llega y nos inunda el alma. También, el sol, el cual se pone sobre nuestra cabeza, el sol que nos pone a sudar, que nos deshidrata, el sol que quema y si no nos cubrimos o hidratamos podemos perder la perspectiva inicial de nuestro rumbo. Y, así como el sol llega, también llegan dificultades que vemos que son difíciles, que nos roban la energía, que nos desalienta y que muchas veces nos detenemos y no queremos continuar. Pero, si nos protegemos con una sombrilla, la cual nos da sombra o la cual nos permite no mojarnos podemos continuar hasta llegar a la meta final.
La sombrilla, herramienta que simboliza cobertura y protección, es como Jesús que nos da la cobertura y la protección en medio de tu lluvia o en medio de tu sol. Para Él no hay límites, no hay derrotas, es como el árbol plantado que da sombra, es como el manantial que sacia tu sed y refresca tu alma. Jesús, que nos cubre bajo su manto, que sana, libera, y llega a tiempo. Con él nunca habrá sequía, no habrá dolor, irritación o lágrimas. Pues, Él es la sombrilla en el cual podemos correr para cubrirnos en tiempos de lluvia o sol. Hay, una sombrilla especial para ti, Jesús.
Oración: Abre tu corazón
Señor Jesús, estoy delante de tu presencia pidiéndote perdón. Hoy, quiero colocarme bajo tu sombrilla de protección, de ayuda y de cuidados. Que sea tu poder ayudándome en cada situación que vivo día a día. Amen.
Consejo
Mis queridos amigos, hay tiempo que solo no podemos. Por lo que, hay que buscar las ayudas o recursos necesarios para continuar a la meta establecida. Hay que dejar el orgullo a un lado para poder escuchar a otros de que hay solución a tu situación.