Porque tú eres mi roca y mi fortaleza, y por amor de tu nombre me conducirás y me guiarás. Me sacarás de la red que en secreto me han tendido; porque tú eres mi refugio. Salmos 31:3-4
Cuando pienso en la protección de Dios, pienso como si fuera una armadura. Me remonto a los tiempos de batalla en los tiempos pasados e inclusive aun los solados de nuestros tiempos usan su armadura para protegerse de cualquier impacto del enemigo. Pero, ¿cuál es la armadura que debo de usar en estos tiempos que se manifiestan diferentes plagas? Plagas que son invisibles, las cuales no podemos pelear contra algo que no vemos, que no oímos ni siquiera poder oler.
Recuerdo la historia de David, David un joven que peleo contra un gigante. Pero, no solo pele David con el gigante, David peleo contra el león y hasta con un oso. David un simple pastor de ovejas con unas fuerzas extraordinarias. ¿Cómo es esto posible? David cuando fue a enfrentar al gigante, el hombre le coloco una armadura en la cual él no podía sostenerse en pie ni siguiera moverse con ella. Esa armadura era tan pesada que sentía que no iba a poder ganar la batalla. David decide quitarse esa armadura, y decidió enfrentar al gigante sin vestiduras hechas por el hombre. Enfrento a su gigante con el poder que gano a un león y a un oso, con el poder que le protegía, el poder de lo alto. Con solo una frase “Tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado.” 1 Samuel 17:45.
Mis queridos amigos estamos viviendo en unos tiempos de pandemias como lo es el coronavirus entre otras plagas que existen y posibles nuevas plagas que iniciaran. Hemos tomados todas las medidas recomendadas y aun así continua el contagio masivo. Pero, hoy quiero decirles que saques de tu mente el temor o el miedo que invade tu casa, es tiempo de que Dios sea tu armadura. Que Dios sea el protector de tu vida y de tu casa. Que si tienes a Dios como el capitán de tu vida y de tu casa no hay león, no hay oso, no hay gigante, no hay enfermedades que toquen tu morada. Solo tienes que depositar tu fe y tu esperanza en el Dios que gana batallas, Jesús.
Oración: Abre tu corazón
Señor Jesús vengo ante tu presencia pidiéndote perdón. Hoy quiero que seas tu la armadura de mi vida y de mi hogar. Reconozco que solo en ti puedo encontrar paz y sanidad. Gracias po tu protección y tus cuidados para con toda mi familia. Amén.
Consejo
Mis queridos amigos sigan las recomendaciones de nuestro sistema de salud y seguridad. No es tiempo de tomar estos momentos irresponsablemente. Cuide a todos los que les rodee. Pero, sobre todo confié en el médico por excelencia y en el protector máximo, Jesús. Recuerde busque ayuda, busque donde hagan las pruebas medicas gratuititas en su comunidad. Protéjase usted y a los suyos. Quédese en casa en estos tiempos difíciles como lo es el coronavirus. Amemos unos a los otros.