La envidia

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarlos de toda maldad.” 1 Juan 1:9.

Vivimos en un mundo que la envidia florece como las flores del campo. Tiempos que las personas dejan de ser ellas mismas para desear lo que otros son o tienen. Deseamos lo del prójimo sin aun poder sufragar los gastos propios. Viven de apariencia. Comienzan a calumniar a su prójimo por el mero hecho de ver a su prójimo ser exitoso. ¿No has vivido tú esa situación?

Muchas veces la envidia provoca a una persona a calumniar a otros y provocando muchas  veces la ruina a sus amigos o familias. Luego, con el pasar del tiempo se dan cuenta del mal que hicieron y entonces se preguntan cómo poder arreglar dicha situación. La consciencia grita y no te permite dormir. ¿Qué puedo hacer para restaurar esa situación que fue provocada?

Recuerdo una anécdota de un hombre que quiso arreglar el mal que le hizo a un amigo, fue donde un sabio para que le aconsejara. El sabio le dijo que tomara un saco de plumas ligeras y pequeñas las cuales debía de soltar donde quiera que él fuera. Una vez terminara su labor tenía que regresar al sabio. El hombre realizo lo que el sabio le indico. Y, muy contento regreso al sabio y le dijo que había terminado. El sabio le contesto que esa era la parte más fácil. Pues, ahora el hombre debía de ir a recoger las mismas plumas que había soltado. Y, el sabio le dijo “Ve a los lugares que derramaste las plumas y recógelas y llena nuevamente el saco.” El hombre se fue a realizar la nueva instrucción pero, se sintió triste pues reconoció que no pudo juntar casi ninguna en su saco. El hombre volvió al sabio, por lo que, el sabio le dijo: “Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal está hecho. Lo unió que puedes hacer es pedirle perdón a tu amigo, pues no hay forma de revertir lo que hiciste.”  Por lo que, mis queridos amigos reconocer nuestros errores y pedir perdón es de sabios.

Oración: Abre tu corazón

Señor Jesús, estoy delante de tu presencia pidiéndote perdón. Perdón, por haberte fallado a ti mi Dios pues he realizado mal a otros. Perdona mis pecados y que yo pueda reparar mi error con los demás. Te lo pido en tu nombre, Jesús. Amén.

Consejo

Mis queridos amigos, existen momentos que deseamos más de lo que podemos tener. Miramos el éxito de los demás pero muchas veces no vemos el sacrificio de esas personas para obtener lo que tienen. Muchas veces criticamos, hablamos del prójimo a sus espaldas, y de frente son otra cara. No seamos como una moneda de doble cara. Sean siempre ustedes. Y, el día que llegue un pensamiento negativo a su mente, reprenda en el nombre de Dios todo mal pensamiento e inmediatamente hable con la persona. No permita que un mal entendido dañe una relación de años.