Huellas

En el mar estaba tu camino, y tus sendas en las aguas inmensas, y no se conocieron tus huellas. Salmos 77:19.

¿Cuánto tiempo llevas gritándole a Dios? Y dice, “¡si Dios me escuchara!” Has estado en graves situaciones y buscas al Señor, y levantas tu manos hacia el cielo llorando y gimiendo de tanto dolor y desesperación, y sientes en tu vida que no hay consuelo. Te abrumas el solo pensar que no hay solución. Es tanto lo que llevas sobre tus hombros que a veces no puedes ni orar, y haces las mismas preguntas que se hizo el Rey David en el Salmo 77:

¿Me habrá rechazado para siempre el Señor?
¿Nunca más volverá a ser bondadoso conmigo?
¿Se ha ido para siempre su amor inagotable?
¿Han dejado de cumplirse sus promesas para siempre?
¿Se ha olvidado Dios de ser bondadoso?
¿Habrá cerrado de un portazo la entrada a su compasión?
¿Acaso este será es mi destino; el Altísimo volvió su mano contra mí?

Pero, Dios nos hace recordar sus maravillas, su poder, su protección y sus cuidados que tuvo siempre con nosotros. Y, es hay que pedimos perdón por que su amor siempre ha estado presente. A veces nos hemos creído súper héroes, y pensábamos que las huellas que había en la arena eran de nosotros, que cada paso y éxito que teníamos nosotros en nuestras vidas eran de nosotros. Más aún, que basado en esas huellas pensábamos que dejábamos huellas para que otros la siguieran.

Dios nos recuerda en todas esas preguntas que esas huellas no eran tuyas. Esas huellas que estaban sobre la arena eran de Él. Que todo lo obtenido fue por su gracia y por su amor. Y, es tiempo de reconocer que estuviste donde estabas porque Él siempre te llevo entre sus brazos. Nos recuerda, que al reconocer sus maravillas, su poder, su protección y sus cuidados contigo, que nunca estuviste solo. Dios volverá a reestablecer su gloria en ti. ¿Cómo? Una vez reconozcas que El sigue siendo Dios y que sea El en tu vida. Es entonces donde Jesús te volverá a llevar entre sus brazos. Y, las huellas que ves nunca serán las tuyas sino las huellas de Jesús porque te llevar desde hoy en adelante en sus brazos.

Oración: Abre tu corazón

Señor Jesús, estoy delante de tu presencia pidiéndote perdón. Hoy, reconozco que tú eres mi Dios y sin tu nada soy. Gracias por recordarme que yo nunca he estado solo y que tú siempre me llevas en tus brazos. Amen.

Consejo

Mis queridos amigos(as), hoy toma un tiempo para reflexionar. A veces pensamos que Dios no nos escucha y por mas palabras que recibimos no veos la respuesta. Hoy, quiero recordarte que es importante pensar que nos llevó donde hoy estamos. Quizás estés pensando el porqué de tu situación de enfermedad, familia, finanzas y tantas otras cosas. Pero sabes algo mi querido amigo (a), Dios siempre ha estado contigo. Permítele a Dios tomar el control de tu vida totalmente y descansa entre sus brazos. Tu carga será menos pesada cuando tenemos fe en que Dios pronto nos hará pasar al otro lado. Solo confía, todo estará bien cuando Jesús nos lleva entre sus brazos.