Si eres justo, ¿qué le darás? ¿O qué recibirá de tu mano? Job 35: 7.
Muchas veces nos han sucedido tantos eventos en nuestras vidas que, como yo, estás haciendo la pregunta, ¡Oh Dios! ¿Es justo? Porque esto me pasa a mí y no a la persona X o Y. ¿He hecho algo mal y no me di cuenta? Intento esto y no funciona, hago esto y tampoco funciona. ¡No es justo!
Es justo o no, tal vez no sé y cuál es el propósito de lo que está sucediendo. Pero de una cosa estoy seguro de que tarde o temprano vendrá la razón de lo que alguna vez fue injusto. Me viene a la mente mientras escribo la historia de Job (vea el Libro de Job en la Biblia). Un hombre que incluso ante los ojos de Dios era un hombre justo y sin mancha, pero un día la calamidad llegó a su vida. Quizás Job podría decirle a Dios si yo soy… he hecho esto… hago esto… pero este no fue el caso con él. Amigos e incluso familiares lo criticaron, le dijeron si había pecado o hasta que maldijera a su Dios por tal aflicción. Sin embargo, Job reconoció que había algún propósito de parte de Dios que no entendía.
Job reconoció que era solo un siervo y que todo lo que poseía se lo debía a su Dios. ¿Quién soy yo para negar o maldecir en medio de mi aflicción o en medio de mi dolor? Me imagino un Job diciendo: Si en medio de la abundancia Dios me bendijo y con cosas materiales que nunca esperé como ahora que lo que nunca fue mío fue quitado, sino prestado en este mundo terrenal, ¿me voy a quejar? Mmmm … nos aferramos a lo prestado, nos aferramos al material y cuando morimos no tomamos nada. ¿Qué es justo? No lo sé, pero de una cosa estoy seguro de que todo lo que tenemos es prestado y tenemos que estar agradecidos de por vida.
Oración: abre tu corazón
Señor Jesús, perdóname porque hay momentos en los que cuestionamos nuestros eventos sin darnos cuenta de que hay un propósito. Un propósito que estará lleno de bendiciones. Ayúdame a seguir creyendo en tus procesos. Te lo pido en tu nombre Jesús, Amén.
Consejos
Queridos amigos, no es fácil vivir tiempos difíciles. No es fácil perderlo todo. No es fácil empezar de nuevo. Pero de una cosa estoy seguro de que Dios tiene el control de nuestras vidas. Quizás lloramos, quizás maldecimos las circunstancias en las que vivimos. Lloramos, pero sabes que Dios sigue siendo el Dios de tu vida y la mía. Solo nos queda hablar con él y entregar nuestro corazón a sus pies.