Entonces, finalmente el rey ordenó que arrestaran a Daniel y lo arrojaran al foso de los leones. El rey le dijo: “Que tu Dios, a quien sirves tan fielmente, te rescate.” Daniel 6:16.
¿Cuántas veces nos hemos encontrado en el foso de los leones? ¿Foso de los leones? El foso de los leones es donde muchos nos hemos encontrado como lo es situaciones en el trabajo, situaciones familiares, financieras, hijos, padres, salud, y tantas otras cosas que solo usted conoce y usted piensa que no hay solución. Es por tanto, que muchas veces nos sentimos que hemos perdido la esperanza y nos hemos encontrado sin solución ni alternativas de poder salir del foso de los leones. ¿Quién es ese león en tu vida? ¿Qué o quién provocó que tú estuvieras en el foso?
Muchas veces lo hemos tenido todo y lo perdimos todo. Posiblemente, usted no ha podido salir de la pobreza, no ha podido terminar sus estudios, no ha podido salir de ese trabajo que tanto le perturba, no tenga el dinero o los recursos necesarios para poder continuar con una vida estable tanto física, social y emocional. También, hay casos que usted está en la foso de los leones porque alguien le “jugó una mala trastada” o sea le hizo daño tanto verbal, física, emocional o daño su imagen o su reputación. Y, es ahí que estamos en ese túnel oscuro y rodeado de leones hambrientos queriendo comernos vivos o que se rían de su situación actual. Pero, quiero decirles mis amigos, que esas personas que se reían o ríen y la maldad que tuvieron ellos contra usted en algún momento dejaran de reír. Esas personas se sorprenderán del cambio que hay en usted.
Recordando la historia de Daniel en el foso de los leones (Daniel 6), un hombre de Dios, un hombre de servicio y con gran destreza administrativa. Había personas que buscaban alguna falta en la manera en que Daniel conducía los asuntos de gobierno, pero no encontraron nada que pudieran criticar o condenar. Era fiel, siempre responsable y totalmente digno de confianza. Finalmente llegaron a la siguiente conclusión: «Nuestra única posibilidad de encontrar algún motivo para acusar a Daniel será en relación con las normas de su religión». Por lo que, Daniel fue echado al pozo de los leones por orar. El rey le dijo: «Que tu Dios, a quien sirves tan fielmente, te rescate». Así que trajeron una piedra y la colocaron sobre la boca del foso. El rey selló la piedra con su sello real y los sellos de sus nobles para que nadie pudiera rescatar a Daniel. Luego el rey regresó al palacio y pasó la noche en ayuno. Rechazó sus entretenimientos habituales y no pudo dormir en toda la noche. Muy temprano a la mañana siguiente, el rey se levantó y fue deprisa al foso de los leones. Cuando llegó allí, gritó con angustia: — ¡Daniel, siervo del Dios viviente! ¿Pudo tu Dios, a quien sirves tan fielmente, rescatarte de los leones? Y Daniel contestó: — ¡Que viva el rey! Mi Dios envió a su ángel para cerrarles la boca a los leones, a fin de que no me hicieran daño, porque fui declarado inocente ante Dios y no he hecho nada malo en contra de usted, su Majestad.
Así, pues como Dios rescató y cuidó de Daniel así cuidara de ti. A tal extremo, que los enemigos de Daniel fueron devorados por esos leones. Cuando piensas que no hay solución, que la gente se ha reído de ti, que te han blasfemado o han lastimado tu imagen y reputación; hoy Dios te dice que no te preocupes, no tengas miedo, no se perturbe tu corazón porque yo, Jehová tu Dios, apaciguo a los leones, cierro la boca de los leones y te sacare del pozo de los leones. Pues, ya no habrá nada ni nadie que te haga daño. Tú saldrá como Daniel en pie y en victoria ¿Por qué? Porque le crees a Dios aunque estés en el foso de los leones. Solo pídeme y yo te responderé, tu Dios.
Oración: Abre tu corazón
Señor Jesús, te pido perdón si te he fallado. Señor Jesús, aunque este en el foso de los leones yo sé que tu cierra la boca de los leones y ningún daño me pondrán hacer porque tú estás conmigo. Gracias por tus cuidados y confiando que tu pronto me libraras y me pondrá en gracia delante de la gente. Amen.
Consejo
Mis queridos amigos, no hay nadie que pueda hacer daño a los hijos de Dios. Ellos pueden pensar que salieron victoriosos, pero eso será por un momento. Porque tu cabeza será erguida y tu obtendrás victoria. Dios nunca deja a sus hijos en vergüenza. Lo único que tiene que hacer es orar, hablar con Dios, pide y él te responderá.