Por la mañana hazme oír tu misericordia, porque en ti confío; enséñame el camino por el que debo andar, pues a ti elevo mi alma. Salmos 143:8
A través del tiempo somos muchos los que esperamos, escuchamos, meditamos, buscamos recomendaciones y tantas otras cosas antes de tomar una decisión. Pero, por el otro lado somos muchos los que accionamos sin pensar en las consecuencias, sino que nos lanzamos a lo desconocido sin tomar las precauciones y no medimos las consecuencias de esas decisiones apresuradas. Y, luego nos preguntamos ¿qué hubiese pasado si hubiera hecho esto o aquello?
A veces hemos sentido ese impulso de hacer algo de inmediato, a veces nos desesperamos en los procesos, pensamos y hasta soñamos como sería X o Y evento que causaría en nuestras vidas. Pero, se nos olvida que hay que aprender a escuchar la voz de Dios y aprender a esperar el momento correcto. ¿Como saber que es el momento perfecto? Cuando esas puertas se abren sin empujarlas. Cuando todo surge suavemente, y hasta nos sorprende si es un sueño. Pues, la espera valió la pena porque no fue a mi tiempo sino en el tiempo perfecto y orden divino.
Mis queridos amigos, no nos desesperemos, pues la desesperación provoca ansiedad, sordera espiritual y hasta nos lanzamos a la aventura sin medir consecuencia afectando el plan divino que Dios tiene alienado en tu vida. Al escuchar la voz divina nos hace madurar, nos capacita y nos lleva al lugar que jamás habrás pensado llegar. Pues, nuestros pensamientos son limitados, pero cuando depositamos esa espera en las manos de Dios nos eleva al lugar más alto alcanzando el plan que Dios siempre ha querido para tu vida, Escucha atentamente a la voz de Dios antes de tomar una decisión.
Oración: Abre tu corazón
Señor Jesús estoy delante de tu presencia pidiéndote perdón si en alguna vez mis decisiones han afectado el plan divino. Ayúdame a escuchar tu voz y a confiar plenamente en ti. Amen.
Consejos
Mis queridos amigos, la sociedad muchas veces nos impulsa a tomar acción inmediata. Pero, es tiempo de hacer un detente y aprender a escuchar la voz de Dios en todos tus planes. Pues, Dios nunca llega tarde. Hay un orden perfecto en los planes de Dios. Ora, lee la palabra y separa un tiempo de ayuno y oración con Dios. Aprendamos a escuchar en el silencio como lo es en el susurro del viento.