El arado

Pero Jesús le dijo: Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás, es apto para el reino de Dios. Lucas 9:62

Recordando los tiempos en que se usaban un arado para cultivar la tierra. Este arado es tirado por animales como lo es bueyes, caballos, mulas, entre otros animales. El arado es un instrumento que se usa para romper el terreno y hacer surcos para luego sembrar. Al usar el animal para el arado, vemos que muchos se les colocan unas gríngolas en los ojos para que solo miren hacia adelante. También, observamos como una persona guía al animal para que realice esa función a perfección y vela que no se canse. El animal no tiene oportunidad de mirar hacia atrás, sino que ha dejado un terreno listo para ser sembrado. Trabajo, esfuerzo y tiempo han sido claves para dejar que otros valoren ese sacrificio. Un sacrificio que se valora para que otros aprovechen ese terreno y puedan sembrar. Luego, poder ver el fruto de ese terreno que fue una vez árido.

Y, es así nuestra vida que lleva consigo el arado para romper con el patrón normal de la vida. Trabajo, esfuerzo y dedicación sin mirar hacia atrás quien sembrara sino que se dejó preparado un terreno que alguien valorara y pueda continuar dando vida a algo que nadie vio. Valorar a la persona la cual fue el primero en romper con el patrón de lo común. Valorar a la persona que se puso las gríngolas para que nadie desenfoque el propósito que hay en esa labor. Labores criticadas por muchos, labor que nadie ve en el momento. Pero, habrá alguien que pasara y aprovechara ese terreno para continuar sembrando. Y, quizás ese sembrador no vea la cosecha, pero otro vera el fruto de ese trabajo y lo repartirá para alimentar a otros con ese cosecha.

Siempre hay alguien al frente dirigiendo y velando que no nos cansemos en el camino. Quizás llegaran pensamientos negativos donde el sacrificio no sea visto o valorado. Pero, siempre llega la esperanza que Dios iluminara a alguien para que no vea un simple terreno. Sino un terreno que está listo para ser sembrado y luego ser cosechado. Nuestros ojos están fijo en el presente y en el futuro, y eso no nos mueve o no nos quita de continuar arando el terreno. Fuimos los más fuertes, los más valientes y los más forzados para hacer algo que nadie se atrevió a realizar. Solo tu espíritu de fuerza, pensamientos positivos y con Dios como guía nos lleva a continuar el camino sin mirar hacia atrás porque estamos seguros que dejamos un legado para que otros siembren y cosechen.

Oración: Abre tu corazón

Señor Jesús, estoy delante de tu presencia pidiéndote nuevas fuerzas y sabiduría de lo alto para poder continuar mi camino. Hay momentos que me canso y fatigo, pero luego recuerdo que hay un futuro que me espera y hay promesas en tu palabra que cumplirás en mi vida. Gracias por dirigir cada paso que doy, en tu nombre te lo pido, Amen.

Consejo

Mis queridos amigos, sé que muchos son padres y trabajan día a día para que sus hijos tengan un buen porvenir. Quizás estas en estos momentos arando el terreno y quizás pidiendo que ese sacrificio sea valorado por tus hijos. Pues, quiero que sepas que no mires hacia atrás, mantén tu mirada hacia el presente y futuro, porque tus hijos verán ese sacrificio y sembraran.
Por otro lado, si eres un trabajador que piensas que nadie ve tu trabajo, quiero decirte que esto no debe ser motivo para rendirte ahora, pues en el futuro habrá alguien que continúe con ese proyecto que iniciaste. No te rindas y mira siempre hacia el futuro, pues lo que fue ya pasó. Es tiempo de comenzar con un nuevo comienzo en tu vida con algo que nadie se ha atrevido hacer, solo tú. Y, eso te hace único.

Recuerden, sea cual sea tu terreno permite que Dios te dirija.