Cuando estaba por entrar a Egipto, le dijo a su esposa Saray: «Yo sé que eres una mujer muy hermosa. Génesis 12:11
Amada esposa, ¿cómo estás? ¿A dónde te has escondido? ¿Qué nido dejaste? Te has entregado por amor y haz dejado de ser quien eres para ser la esposa. Dejaste morir a la mujer para ser la esposa. Posiblemente, dejaste tus sueños por recorrer los sueños de tu amado, de tus hijos y haz dejado todo por amor.
En la noche, en secreto, lloras, meditas y piensas que hubiese sido de tu vida si con el paso del tiempo hubiese escogido otro rumbo. Quisieras recorrer el valle que una vez dejaste y volar al infinito cielo hasta que tus alas lleguen a la cima de pico de la montaña más alto. En ese lugar, en la soledad vives y en esa soledad haces tú nido. En esa soledad trazas el rumbo, el rumbo de tu casa, aunque muchas veces apacigua tu amor, el cual muchas veces herido. Enjugas tu llanto para que nadie vea el alma de la esposa. Pero, mi querida esposa, quiero decirte que Dios ve el alma de la esposa.
Mi amada esposa, tu alma es descubierta cuando llegas a la cima de la montaña más alta, pues piensas que nadie escucha tus gritos del alma. Pero, quiero decirte que al volar a ese lugar secreto, has estado más cerca de Dios. Dios enjuga tu llanto, consuela tu alma, y te recuerda que eras aquella mujer virtuosa. Aun en esa subida, que te ocultas en el nido y que dejas el alma por amor a los tuyos sigues teniendo la gracia y la hermosura de aquella mujer que dejaste para ser la esposa. No ocultes a la mujer, pues antes de ser la esposa fuiste la mujer y sigues siendo la mujer. Amate, resplandece, seca tus lagrimas del alma, ríe y sal de ese nido. Y, continúa tu vuelo, nunca te detengas de soñar y alcanza todos tus anhelos. Pero, sobre todo cree en ti, en la mujer que sigue siendo mujer aunque el rol sea diferente, esposa, la mujer.
Oración: Abre tu corazón
Señor Jesús, perdóname si te he ofendido. Hoy, estoy delante de ti para darte gracias porque tú consuelas mi alma. Gracias porque tu entiendes mi alma, mis anhelos y sueños. Yo sé que tú, oh Dios, está a mi cuidado y protección. Gracias por la sabiduría que me das, pero sobre todo por tu amor. Gracias por recordarme que sigo siendo la mujer a pesar del rol que el mundo nos identifica. Amen.
Consejo
Mi amada esposa, la mujer, es tiempo para tomar un tiempo para amarte. Sé que dentro de tu rol como esposa hay muchas funciones. También, cansamos, nos da mal humor, lloramos y sentimos tantas otras cosas que pensamos que nadie nos entiende. Es tiempo para respirar.
Te recomiendo que obtengas un tiempo en tu agenda para ti.
- Sal con tus amigas.
- Ve al parque, camina (cuida tu salud).
- Ve al salón de belleza. Un cambio de look es saludable.
- Ríe
- Asiste a grupos de mujeres, que te levanten las manos en medio de tu dolor.
- Busca ayuda profesional como psicólogo. Hablar con alguien es saludable.