34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, Hechos 10:34 (RVR1960).
En el mundo que vivimos, estamos rodeados de diversidad de personas. Y, hay que recordar que Dios nos hizo a su imagen y semejanza (Génesis 1:26). El mundo sería aburrido si todos fuéramos iguales. Qué bueno que hay diferentes razas, culturas e ideologías religiosas y políticas, eso nos hace interesantes ante la presencia de Dios.
Cuando leemos las escrituras, tenemos a un Dios de amor, compasión, y perdón con la humanidad. A través de las escrituras (biblia), leemos como en varios momentos Dios debatió con los fariseos sobre la verdad en lo escrito y sus actos (San Mateo 23; San Marcos 11: 27-33; 12:18-40). También, tenemos a un Dios que se quedó en la casa de un pecador y de mala fama, Zaqueo (San Lucas 19:1-10). Aún más, tenemos a un Dios que habló y se acercó a la mujer samaritana (que para ese entonces era prohibido hablar los judíos con los samaritanos (San Juan 4: 9), y menos con una mujer. Adicional, tenemos a un Dios que le dio el lugar (respeto) a la mujer cuando para esos tiempos la mujer no era de valor (San Lucas 8:1-3). Con todas estas vivencias, podemos apreciar a través de la biblia cuanto amor Dios ha tenido con la humanidad desde el principio de la creación.
No importa como la sociedad te haya etiquetado o que nombre te haya puesto para diferenciarte de los demás o que otras tantas cosas la sociedad te señala. También amigo(a), quizás tu tengas escondido algo que la sociedad no vea y no puedan señalar.
Pero, hoy te tengo que decir que Dios todo lo ve y Él NO te señala. Hoy, te digo a ti mi amigo(a), ¿quiénes somos nosotros para juzgar a los demás? (San Mateo 7:1-6). Dios no hace acepción de personas. Y, ¿quiénes somos nosotros para llamar algo impuro si Dios lo ha hecho limpio? (San Lucas 10:15).
Solo tu amigo(a) conoces tu condición. Lo único que te pide Dios es un arrepentimiento de corazón. Jesús perdonará tu presente y tu pasado para hacerte una nueva criatura en Él. Cuando hay un arrepentimiento, Dios limpia con su sangre redentora y entra con su Santo Espíritu para sellarte y ser parte del Libro de la Vida. Pues, que hermoso es saber que el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos (San Lucas 19:10). ¿Quiénes somos nosotros para estorbar los planes de Dios? (San Lucas 11:17).
Oración: Abre tu corazón
Señor Jesús, estoy hoy ante tu presencia pidiéndote perdón. Perdona mis pecados, quiero ser un hombre/mujer nueva en ti. A la verdad no sé qué hacer con mi vida. Reconozco que en ti hay poder para sanar mis heridas y limpiarme de mis pecados. Tengo pecados ocultos que solo tú conoces. Perdona mi manera de hablar y expresarme ante los demás, y otras tantas cosas que hay en mí. Tal como soy Señor vengo a tu presencia. No sé qué hacer con mi humanidad, pero si reconozco que solo en ti, solo en ti puedo hallar paz y perdón. Restaura hoy mi vida y hazme de nuevo aunque eso conlleve mucho dolor y sacrificio de mi parte. Pero, contigo puedo estar confiado porque tú, Señor Jesús, y tu Santo Espíritu estarán desde hoy en adelante presente en mi caminar. Amen.
Consejo
Amigo(a) lector(a), hoy levántate en victoria porque si has hecho esta oración de fe y de perdón, hoy tienes un nuevo comienzo en Jesucristo, tu Dios, mi Dios. Se levantaran personas como en los tiempos de Jesús para criticar, buscar una falla y ponerte trabas en tu caminar. Hoy, te digo no permitas que esto afecte tu estado mental y espiritual.
Hoy, te recomiendo que busques ayuda en un pastor (reverendo o ministro), un profesional de la salud, un psicólogo, abogados y/u otros servicios que tú necesites. También existen centros de ayuda que son gratuitos. Busca en las redes de Internet, cerca de tu área donde están estos centros de ayuda.
Recuerda, NO hay límites para ti. Tú eres un resiliente que se levanta de las cenizas, lo superas todo y te empoderas en el nombre de Jesús.