EN LA CARCEL

Hechos 16:25-26

25 A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban. 26 De repente se produjo un terremoto tan fuerte que la cárcel se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se abrieron todas las puertas y a los presos se les soltaron las cadenas.

¿Cuantos de nosotros tenemos familiares en las cárceles o alguna vez han experimentado estar en una cárcel? o ¿Sientes que tu vida está en una cárcel?
Tengo familiares en la cárcel y sé que sufrimos muchísimo por ellos y oramos por su pronto regreso con la familia.  Por lo que sé, que los que han experimentado estar en una cárcel, la verdad es que una vez adentro no es ninguna película sino una realidad.

La historia de dos hombres, Pablo y Silas, eran hijos de Dios realizando tareas y obras para Dios. Pero, un día por realizar un milagro (liberó a una joven esclava del espíritu de adivinar), estos fueron a la cárcel. No sé cuál fue el motivo que te ha llevado a vivir y pasar por esta experiencia tan dolorosa como es una cárcel o posiblemente vives tu vida como si estuvieras en una cárcel. Pues, amigo(a) quiero decirte que tu dolor no es solo tuyo sino de todos los que te aman. Pero, hoy si te digo que hay una esperanza y una solución a tu situación.

Pablo y Silas comenzaron alabar y cantar a Dios. Y te preguntaras ¿Cómo? ¿Quién alaba a Dios en la cárcel, en un lugar posiblemente infernal? Pues hoy te digo que tú puedes y tienes la alternativa de alabar a Dios y romper cadenas como fue el caso de Pablo y Silas. Además, querido lector(a), no tenemos que estar físicamente en una cárcel, muchas veces nos sentimos acorralado y sin esperanza; que ya no hay solución ni salida una vez estando en el mundo que nos aprisiona. ¡Hoy te digo, si hay solución!

Cuando mi familiar entro en la cárcel, tuvo la oportunidad de conocer a Dios, pues Dios siempre ha estado presente, muchas veces no le damos la oportunidad hasta que nos toca el momento difícil. Allá adentro el predica el evangelio a otros. ¡Qué bueno es Dios! Aunque él está en la cárcel, él está feliz porque Dios lo ha cuidado en todo tiempo y su tiempo ha sido reducido. ¡Gloria a Dios! Que quiero decir con este testimonio, que al recibir a Dios como tu Señor y Salvador el rompe cadenas y te libera de tu pecado sea cual sea.

Sí, aun en la cruz hubo dos pecadores y ambos tuvieron la oportunidad de entrar al reino de Dios. Pero, solo uno reconoció su pecado, pidió perdón y desde ese momento las puertas de los cielos se abrieron para él. Por lo tanto, en medio de la alabanza y en medio de la oración se rompen cadenas y somos libres por la sangre redentora de Jesucristo. Hay una sola alternativa para romper las barreras de tu cárcel sea física o problemas que estás viviendo, es Jesús.

Oración: Abre tu corazón

Señor Jesús, vengo ante tu presencia desnudo(a) y sin nada que ocultar, pues tú lo sabes todo. Perdona mis pecados. Estoy en esta cárcel, lleno de tormento y mucho dolor. Las paredes de esta cárcel se quedan cortas ante tanto dolor, pero vengo ante ti como el ladrón de la cruz. Vengo ante ti humillado(a) y reconociendo que no soy perfecto(a) y que para el hombre yo no tenga perdón. Cumpliendo estoy aquí por todo el daño realizado a los seres de que hice mal y que por mi culpa están sufriendo. Reconozco mi pecado y mi ofensa. Pero, si reconozco que tú derramaste tu sangre en la cruz, para hoy poder tener entrada a tu misericordia y perdón. Sana mis heridas, l léname de tu amor y tu protección. Que hoy se rompa las cadenas que atan mi corazón para poder continuar mi vida en ti. Amen.

Consejo

No sé cuál es tu cadena y/o cárcel, las cuales estas cargando contigo. Pero, no importa en qué situación te encuentres siempre hay una salida. Hoy te digo, que corras a los pies de Jesús. Si estas físicamente en una cárcel, asiste a ceremonias religiosas que crean en el Padre, Hijo y Espíritu Santo, y por supuesto que Cristo viene por nosotros. Lee la Biblia y orar. ¡Nunca es tarde para soltar tus cadenas!

Y a ti, si tu cárcel las llevas contigo, corre a los pies de Jesús y asiste a una Iglesia de tu preferencia (que crean en el Padre, Hijo y Espíritu Santo, y por supuesto que Cristo viene por nosotros). Busca ayuda profesional y ayuda de un pastor. Lee la Biblia y Orar. ¡Nunca es tarde para soltar tus cadenas!