SIN NADA

San Lucas 21:1-4 (Biblia reina Valera, 1960)

Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. 2 Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. 3 Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. 4 Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; más ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía.

Muchas veces nos aferramos a las cosas materiales, lloramos porque la perdemos, no la tenemos, o sentimos que no tenemos nada. Hasta muchas veces envidiamos al prójimo porque tiene más que nosotros. Lamentablemente, vivimos en una sociedad de alta tecnología y comercialización donde el mercado tecnológico nos ha llevado a pensar que no tenemos nada. Pero, la verdad es que lo tenemos todo. ¿Qué? ¿Cómo que todo?

Pues, ¡si! Lo tenemos todo. Vida, salud, energía, hijos, esposa, esposa, familia, un techo donde dormir, la naturaleza, el sol y la luna. Y aun lo que no es valioso para ti y desechas (botar) es valiosa para aquella persona que lo necesita. Por lo tanto, la viuda echo todo lo que tenía.

Cuando piensas que no tienes nada, y piensas que solo estás en este mundo. Piensa por un momento, y mira a tu alrededor. ¿Realmente estás solo? No sé cuál será tu respuesta. Pero, de una cosa si estoy segura que Dios está a tu lado, solo tienes que ofrendar tu corazón y las puertas de los cielos se abrirán a tu favor. Deposita todas tus cargas a los pies de Jesús. Y veras, que lo tienes todo.

Oración: Abre tu corazón

Señor  Jesús, a veces pienso que no tengo nada para ofrendar. Perdóname por pensar así. Hoy quiero ofrendar mi vida, mi familia y todo lo que tengo a ti. Recibe mi ofrenda de amor y perdón ante tu presencia. Sella y sana mi corazón. Amen.

Consejo

No tenemos que ser como los fariseos, pararnos para que todo el mundo nos vea, pero si como la viuda que fue en humildad a la casa de Dios a ofrendar lo que tenía. Hoy te aconsejo que en tu cuarto (recámara o dormitorio u algún lugar que te sientas cómodo) saques un momento a solas y ofrécele tu vida a Dios. Y verás una diferencia en tu vida la cual será   transformada en una llena de su Santo Espíritu.  ¡El mejor regalo eres tú!